jueves, 22 de septiembre de 2016

JOHN GAVIN: entre el galán y el protagonista masculino


Fue uno de los grandes en su época y figura estelar de los estudios Universal. Además de su faceta como actor, su desempeño en los negocios y la política lo hicieron una figura realmente conocida en varios ámbitos dentro y fuera de los Estados Unidos.





Cuando el referente de un actor como John Gavin (Los Angeles, California-EE.UU, 1931) no solo se circunscribe a sus actuaciones en la gran pantalla sino al entorno en el cual siempre supo estar, es cuando realmente resalta su aporte a la sociedad norteamericana; un aporte que más allá de la actuación se conjugó con la política y los negocios. Algo poco frecuente en Hollywood.


Talento y belleza fue sin duda alguna uno de los obstáculos que tuvo a bien vencer cuando entró al mundo de la actuación, primero en el cine y luego en la televisión. No es secreto que para pertenecer al mundo del espectáculo –ayer y hoy- es un punto a favor el físico y el atractivo que tenga el actor o actriz para por lo menos de entrada lograr el primer cometido.





Pero cuando ese atractivo pareciera hacerle sombra al talento o por lo menos ponerlo en duda, ahí si es imperante demostrarlo. Las opiniones en torno a que si una actriz es famosa y aparece en muchos films se debe más a su belleza que a su talento no es exclusiva de ellas; también los actores –muchos de ellos- han tenido que saber sortear este estigma e imponer su talento.


El Hollywood de los años ’50 se caracterizó por realizar grandes producciones y a la par de ello, parejas protagónicas que vendieran de la mejor manera a las películas. Apostar a un galán en Hollywood era tener casi el éxito asegurado tanto del actor como de los estudios de cine. Gavin fue un clásico ejemplo de ello cuando a mediados de dicha década, Universal Studios lo contrata. Ya dicho estudio tenían a Rock Hudson como su potencial actor-galán y de alguna manera Gavin aparecía como un rival a futuro.  Atractivo, alto y de gran magnetismo en pantalla junto a sus actrices protagónicas, se convertiría en el suspiro de muchas jovencitas que acudían a verlo. 





Muy discretamente apareció en el western “Raw Edge” (1956) junto a la actriz Yvonne De Carlo donde el interés amoroso de esta por él fue motivo de rivalidad en la historia de la cinta. No tardó en llamar la atención ese “pequeño papel” para que Gavin fuera llamado a protagonizar lo que se pudiera considerar su salto al estrellato. Fue en 1958 con la cinta “A Time To Love And A Time To Die” a lo que siguió estar junto a Lana Turner en el clásico “Imitation of Life” (1959), donde nuevamente el papel de amante de la protagonista no hizo más que reforzar la delgada línea entre ser un galán de película o el actor protagónico. 


"Raw Edge" (1956). 


Junto a Lana Turner en "Imitation of Life".
 

Rostro, cuerpo y estatura eran cualidades que destacaban de Gavin que lo llevaron a desempeñar ese rol de “amante”, “interés amoroso” o “compañero” en más de una ocasión. Y no por casualidad, siempre sus parejas féminas eran actrices de la belleza –y talento por supuesto- de Janet Leigh en “Psycho”, de Sophia Loren en “A Breath of Scandal”, de Susan Hayward en “Back Street” o de Doris Day en “Midnight Lace”. 


"Psycho" (1960) con Janet Leigh. 


Con la actriz italiana Sophia Loren en una foto promocional de "A Breath of Scandal".
 


En “Psycho” (1960) o “Psicosis” del director Alfred Hitchcock, la primera escena de Gavin junto a Janet Leigh en la habitación de un hotel no hicieron más que presagiar de alguna manera el perfil de papeles de otros tantos filmes. Caso aparte fue su desempeño como Julio César en “Spartacus” de otro grande del cine como lo fue Stanley Kubrick o el de pareja de Sandra Dee en la cinta “Tammy Tell Me True”.


Considerar a Gavin galán o actor protagonista era ya la disyuntiva a la que en su caso más cercano, Rock Hudson, se había enfrentado años atrás y era ahora a él quien le tocaba demostrarlo. Fue cuando un breve retiro de la gran pantalla entre los años 1961 y 1965 hicieron a Gavin reconsiderar su trabajo como actor y probar suerte en la pantalla chica. La televisión de aquella época exploraba nuevos contenidos y encontraron en este actor de 30 años de edad el talento para varios tipos de series, unitarios y hasta shows en vivo.


Interpretó a Julio César en "Spartacus" de Stanley Kubrick.



“La Hora de Alfred Hitchcock” fue uno de los seriados a los que más aportó Gavin con su talento y por supuesto lo hicieron más famoso de lo que ya era. Dicho programa gozaba de muy buena audiencia y por la temática de cada episodio-uno diferente al otro- le daba cancha para probar con varios personajes. A la par de ello, protagonizó en México el film “Pedro Páramo”, un clásico de la literatura que protagonizó atendiendo a sus raíces latinas. (Gavin era hijo de madre mexicana y hablaba de manera fluida el español. Tal su influencia hispana, que Gavin antes de comenzar en la actuación, obtuvo un grado universitario en Historia Económica de Latinoamérica).


"Pedro Páramo".



“Thoroughly Modern Millie” (1967) le dio la bienvenida de nuevo a Gavin al cine y a Universal Studios  junto a Julie Andrews quien venía de ganar el premio Oscar en “Mary Poppins”. Este fue un musical de relativo éxito pero suficiente para destacarlo. A ello vinieron películas como “Pussycat, Pussycat, I Love You”, “House of Shadows” y “Jennifer”, todas ellas a principios de los años ’70.


En este mismo período, Gavin fue presidente del Sindicato de Actores del Cine (SAG) entre los años 1971 y 1973 y ya su evolución de la actuación a la política se veía venir concretándose en el primer mandato presidencial de los EE.UU. de Ronald Reagan (otrora actor de Hollywood) cuando lo nombra embajador en México entre los años 1981-1986. 


Fue presidnete del Sindicato de Actores del Cine.



Sin duda alguna, John Gavin entra en el perfil de actores de Hollywood que supo demostrar su evolución no solo como profesional sino como persona, a pesar de los estereotipos de la época que al parecer en muchos actores y actrices hoy día no les da otras alternativas.

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